¿Cómo negociar un aumento salarial?
Negociar un aumento salarial siempre será una suerte de prueba para quien lo pida. Dejar que el jefe evalúe y juzgue el trabajo realizado, opine sobre las capacidades de empleado y se pronuncie respecto del valor que éste tiene en el mercado puede resultar, muchas veces, una situación incómoda y compleja.
Lo cierto es que un profesional que considera tener los méritos suficientes para solicitar un aumento y defiende sus puntos de vista en una conversación estratégica con su superior, tiene muchas probabilidades de conseguirlo. E incluso fortalecer el vínculo con su empresa. No obstante, a muchas compañías les cuesta asumir que un aumento de la retribución puede ser la mejor forma de evitar que los empleados más destacados huyan a la competencia.
“A la hora de pedir un aumento de sueldo lo primero que hay que pensar es cómo voy a demostrar a la dirección, de forma objetiva y evaluable, cuál es mi aporte a la empresa”, dijo a AméricaEconomía.com, Mireia Las Heras, profesora de Comportamiento Humano en la Organización de IESE Business School. “Si tengo claro que mi aporte valida o justifica el incremento salarial puedo avanzar en la fórmula basada en ¿cuánto contribuyo?, ¿cuánto he de cobrar por ello?”, añadió.
Pero además será importante entender quién está al frente y cuáles son sus posibilidades y situación actual para la decisión que se busca provocar. “Necesito saber si mi pedido está al alcance, si tiene margen de maniobra, qué opinión tiene mi jefe de mí y mi aporte”, explicó Eduardo Abarzúa, académico de la Universidad Alberto Hurtado.
Por ello, si bien las épocas de crisis no debieran ser un obstáculo para que las empresas reconozcan la labor de sus empleados, será esencial que los argumentos se fundamenten, por ejemplo, destacando los resultados obtenidos en los últimos meses, el tiempo transcurrido en la empresa y la realidad del mercado.
“Un aumento debe pedirse con méritos y por varios motivos. Uno, y el más importante, es porque uno ha tenido una gran performance. Si además uno es una persona especialista que la empresa valora, mejor aún”, sostuvo el profesor de Comportamiento Humano del IAE, Andrés Hatum.
Analizar la propia posición en la que se está tanto en el mercado interno como externo es otro de los fundamentos que los especialistas aconsejan utilizar. “Debo tener claro si estoy en un área clave, poseo un conocimiento, experiencias y resultados que me vuelven único o si soy fácilmente reemplazable”, señaló Abarzúa. A partir de este dato se puede incluso negociar con la empresa la continuidad laboral con una revisión del salario acorde con lo que el mercado pagaría.
El profesor de la Universidad Alberto Hurtado recomendó además enmarcar e incluso pedir la reunión a propósito de una conversación de desempeño y observar lo que ocurre al principio del encuentro, ya que esto entregaría pistas de lo posible y la viabilidad de lograr algo.
“Si el resultado es positivo, es importante dejar previsto algún período de revisión de los compromisos contraídos. Si el resultado es negativo, debo buscar compromisos de cambio respecto de los fundamentos de la decisión, proponiendo una nueva fecha para volver a conversar del asunto”, explicó.
Lo que debe evitarse. “A él le dieron más ¿y por qué a mi no?”, “me lo merezco”, “hace mucho que no me dan aumento”, “en esta empresa no se me valora”, son -según los expertos- frases prohibidas a la hora de solicitar un aumento salarial.
“En una petición de aumento salarial lo que nunca se puede hacer es acusar al jefe de injusto, es decir, pedir mayor salario porque no se me valora, porque mi trabajo es clave en el área y mi jefe no me lo reconoce, ya que se pone en entredicho la labor del director y porque pueden ser afirmaciones basadas en la subjetividad del empleado”, explicó Mireia Las Heras.
Perder el control, salirse de los argumentos preparados, caer en descalificaciones de la empresa, las metas, los colegas y los criterios de desempeño, son otras de las cosas que jamás deben hacerse al pedir un reajuste.
“Fundamentar la propia situación en discriminación, en la incapacidad de los jefes o los sistemas de gestión y sobrestimarse y ejercer presión más allá del contexto de la conversación de desempeño no ayudarán en nada”, sostuvo Abarzúa.
Finalmente, el experto recomendó mantener la cordialidad, apegarse a los argumentos preparados, cualquiera sea el resultado, “ya que lo más probable es que seguiré trabajando en el mismo lugar y volveré a conversar con la misma persona”.
Tomado de AmericaEconomia.com
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