Conozca las claves para lidiar con el estrés laboral...
Jaquecas reiteradas, fatiga crónica, desconcentración, ansiedad, irritabilidad, cansancio excesivo y falta de sueño. Si usted conoce de cerca estos síntomas, es muy probable que haya sufrido o esté padeciendo el llamado estrés laboral, considerado por muchos, la epidemia del último siglo.
El estrés se define como un conjunto de respuestas fisiológicas, emocionales y conductuales del organismo, ante situaciones que denotan peligro o que son percibidas como amenazantes para la integridad individual. Sin embargo, no es considerado en sí como una enfermedad, sino como una respuesta del ser humano a adaptaciones y ajustes, y como un desencadenante de otros males físicos y mentales.
“El estrés es una respuesta totalmente normal del organismo a situaciones de peligro, y que actúa como mecanismo de defensa para mantenernos alerta y ser capaces de reaccionar ante una situación de amenaza. En sí mismo no es malo, el problema está cuando se convierte en algo incontrolable y excesivo”, explica Cuqui Cabanas, experta en liderazgo y gestión de equipos del IE Business School.
Si bien existen distintos tipos de estrés, el de origen ocupacional es uno de los principales causantes de ausentismo laboral, de malas decisiones, juicios erróneos y baja autoestima. Se experimenta estrés cuando las exigencias del ambiente laboral sobrepasan la capacidad de los empleados para controlarlas y que tienen que ver, principalmente, con el trabajo rutinario y exigente, la falta de tiempo, los ascensos injustos, el bajo salario, la falta de reconocimiento y la mala comunicación con los compañeros.
“Hay estudios que demuestran que existe correlación entre aquellos que declaran estar estresados y los que se accidentan o faltan al trabajo. Por lo mismo, no sólo afecta a la persona y su vivencia, sino también a la productividad de las empresas y al conjunto de la sociedad”, dice Eduardo Abarzúa Ph.D. y director del Magíster en Gestión de Personas de la Universidad Alberto Hurtado.
El estrés ocupacional tiene consecuencias a nivel físico, psicológico y conductual. Entre los síntomas físicos se encuentran jaquecas, migrañas, mareos, problemas cardiovasculares, dificultades respiratorias, insomnio o cansancio excesivo, hipertensión y problemas gastrointestinales. A nivel psicológico se puede experimentar ansiedad, incertidumbre, estados depresivos, crisis de pánico, frustración, irritabilidad, desconcentración y pérdida de memoria. Finalmente, entre los síntomas conductuales están el ausentismo laboral, agresividad, trastornos alimenticios, baja producción, y en algunas ocasiones, abuso de alcohol, fármacos o drogas.
Para enfrentar el estrés ocupacional, los expertos recomiendan tomar simples medidas que pueden ayudar a sobrellevarlo, o mejor aún, a revertirlo. “El exceso de estrés se puede controlar, en primer lugar, siendo conscientes de ello. Las personas tenemos mucho más poder para afectar a nuestra salud, a nuestros niveles de vitalidad y energía, del que muchas veces tan siquiera se nos pasa por la cabeza”, dice Cabanas.
Como el control de este mal se asocia a factores desencadenantes, será relevante saber además qué agentes ambientales y organizacionales lo están provocando, asegura Eduardo Abarzúa.
“Cuando se habla de controlar el estrés hay que identificar con claridad qué lo está causando y saber que muchas de las causas pueden estar fuera del alcance y control de quien padece el estrés. Por lo mismo, lo ideal es controlarlo con diferentes técnicas a la medida de cada persona”, explica.
Según el especialista, será primordial detener la impulsividad, analizar y racionalizar la situación que está generando estrés, prepararse para actuar y disponer de alternativas que permitan sentirse más aliviado ante una situación difícil, y -sobre todo- ser conciente de lo que se está pensando y detener los pensamientos negativos.
¿Y si cambio de trabajo? Para muchos, una de las formas que puede llevar a dejar atrás el estrés ocupacional es cambiarse de empleo. Sin embargo, los especialistas coinciden en que esta decisión no es la más apropiada.
“No es lo más recomendable cambiar de trabajo frente a la presencia del estrés. Eso consistiría en trasladar el problema de un lugar a otro. Nada te garantiza que la situación va a mejorar, aunque así lo desee”, dice Francisco Leguizamon, profesor pleno de Incae Bussiness School.
El académico afirma que al igual que en el jiu-jitsu, los individuos deben adaptarse a las circunstancias, ya que saben que quien no coopera con lo inevitable dirigirá su propia desgracia. “Enseñan a inclinarse como el sauce y no a resistir como el roble, pues quien se rebela contra lo inevitable y se da de cabeza contra la pared, nunca logra cambiar los hechos, pero sí hacerse daño a sí mismo”, agrega.
Por su parte, Eduardo Abarzúa señala que cambiarse de empleo no es tan simple, ya que puede ocurrir que la situación presente se viva tan negativamente, que se pierda objetividad en el análisis de opciones, y así se idealicen probables nuevos espacios laborales, que no resulten muy diferentes de la situación actual.
“La fantasía es que si me cambio de trabajo todo será distinto; o más aún si consigo un trabajo independiente: me liberaré de todas las ataduras y dependencias. Pero un trabajo independiente es por sí mismo estresante, pues todos los resultados dependen de mí mismo”, explica.
Por ello, si una condición laboral presente se vuelve excesivamente estresante, el tema será racionalizar y objetivizar, ojalá con ayuda de otros, cercanos o profesionales, para no caer en la inactividad ni en la impulsividad.
Relájese y diviértase. Para Cuqui Cabanas, cosas tan sencillas como cuidar la nutrición, hacer ejercicio físico o dormir las horas necesarias, hará que poco a poco se recupere cierta sensación de bienestar laboral. Incluso, estos consejos pueden ayudar mucho más que consultar a un especialista en el tema.
“Desafiemos algunas de nuestras ideas. Sonreír con más frecuencia, moverse con energía y hablar con entusiasmo tiene un impacto claro y notorio, no sólo en nuestra salud física y psíquica, sino también en todos aquellos que nos rodean, incluidos colegas y jefes”, indica.
Por su parte, el académico de la Universidad Alberto Hurtado aconsejó buscar momentos de cercanía emocional con familiares y amigos, y analizar las situaciones causantes de estrés laboral, aportando nuevas perspectivas y ayudando a tomar distancia del asunto.
“Después del trabajo hay que descansar y divertirse de verdad, encontrar verdaderos momentos de descanso, esparcimiento y relajación. Y si se siente muy estresado, evitar deportes o actividades agotadoras”, recomienda.
Ahora ya lo sabe: para combatir el estrés no basta sólo con consultar a un especialista, sino un cambio de actitud general. Si su vida se ve sobrepasada de preocupaciones, angustias y ansiedades, y el estrés lo golpea permanentemente en su trabajo, usted estará acortando irremediablemente su permanencia en este mundo. Y tal como afirma Francisco Leguizamon, “donde hay un mal, existen remedios. Los hay para todo: para la aparición de arrugas, canas, erupciones, sarpullidos y granos, y por supuesto para disminuir o eliminar el estrés”.
Termine con las preocupaciones
En su libro “Cómo suprimir las preocupaciones”, Dale Carnegie, propone una serie de estrategias concretas y prácticas para combatir esa extraña inclinación psicológica a preocuparnos de manera enfermiza por algo. A continuación, una muestra de las cuatro primeras:
1. Viva en un “comportamiento estanco.” Sir William Osler, a quien se le conoce como el padre de la medicina moderna, leyó en su juventud esta frase de Thomas Carlyle, que le ayudó a vivir sin preocupaciones el resto de sus días: “Lo principal para nosotros no es ver lo que apenas se vislumbra allá a lo lejos, sino hacer lo que tenemos claramente a nuestro alcance”.
2. Asuma la peor fatalidad. La verdadera paz mental nace de la aceptación de lo peor, porque al hacerlo ya no queda nada que perder. Entonces, se experimenta una sensación de alivio y tranquilidad que libera de las angustias y permite pensar.
3. Analice metódicamente cada problema. ¿Quiere otra técnica para eliminar de raíz la mitad de sus preocupaciones laborales? Pues bien, practique lo que hizo Leon Schuster, quien fuera socio y director del Rockefeller Center. Agobiado por la celebración continua de largas e ineficientes reuniones, Schuster tomó la siguiente determinación: todo aquel que quisiera convocar a una reunión para discutir un problema, debía pasarle un memorando por escrito en el que respondiera a las siguientes preguntas: ¿Cuál es el problema? ¿Cuál es la causa del problema? ¿Cuáles son todas las soluciones posibles? ¿Cuál es la mejor solución?
4. Libere de preocupaciones su mente, manteniéndose ocupado. La actividad es una de las mejores terapias existentes para combatir los “duendes” que se apoderan de la mente. En momentos de ocio, esta tiende a llenar el vacío con emociones que pueden resultar tan violentas como para ahuyentar fácilmente los pensamientos pacíficos y felices. Seguramente usted mismo se ha visto varias veces malgastando sus fines de semana en una sucesión de preguntas internas del estilo ¿mi vida tiene sentido?, ¿estoy perdiendo mi atractivo?, o ¿es recomendable cambiar de trabajo?, las cuales sólo sirven para generarle angustia y desasosiego.
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